viernes, abril 17, 2009

Eins beer, bitte.

No importó que ayer llegara tarde, puesto según mi tutor de la empresa, ellos me esperaban hoy. Así que hoy si he llegado a mi hora que es lo que debe hacer un buen berlinés que se precie.

Spaghetti con escalopines y champiñones, peazo de plato que ha podido degustar mi paladar a eso de las 12 de la mañana durante unos … 3 minutos, porque tenía un hambre acumulada que si fueran puntos del carné de conducir ya me lo habrían retirado dos veces. Lo mejor no ha sido la comida, lo mejor he sido el precio, 1€, porque en mi misma planta hay una escuela de cocina y para lo que trabajamos allí nos cuesta eso, es increíble.

En el trabajo he aprendido a soldar cables, si amigos, un tipo vietnamita que trabaja como técnico de los programas informáticos(protools, Avid, 3Dmax, afterefects, etc..) me ha pedido ayuda para probar un nuevo programa de sonido, que no sé de donde a podido sacar la idea de que yo sé sonido si ni siquiera entiendo los sonidos que suelta por la boca en forma de palabras, pero bueno, que cuando lo teníamos montado, pues no suena. Así que el vietnamita que es muy concienzudo ha buscado en Internet y ha dado con la solución, hay que desmontar los cables, abrirlos(hablo de un XLR) y cambiar de posición el rojo y el azul. Decirlo es fácil, cuando yo lo oí pensé lo mismo, pero el vietnamita aparece por la puerta con dos soldadores y cable de sobra para conectar esto con mi casa de Madrid. Ha sido duro pero productivo, al final hemos montado una sala de edición de Avid, con capturadota, DVD, y con una mesa de sonido. Ah! Por cierto, el vietnamita se llama Thai Lai.

Hoy toca presentación en la academia de idiomas, a las 7, así que ducharse, hacer la comida, recoger un poco y a la academia, en solo 1 hora. Por fin puedo hablar español cara a cara. Somos 10 jóvenes con ganas de conocer Berlín y muchas ganas de hablar, así que casi nos sabemos la vida de cada uno en unas horas. Hay dos personas que viven relativamente cerca mía, pero no lo suficiente para poder quedar entre diario el poco tiempo que tenemos libre, pero si para que cuando tengas que volver a casa o se vaya de turisteo podamos quedar juntos. Por cierto, en la academia me han puesto un nivel superior a los demás, junto con otros dos chicos, y creo que mañana no me voy a enterar de nada. Las clases son Martes(Diestag) y Jueves(Donnestag) de 19h a 21h, por lo que esos días voy apurado a todos lados.

Primera cerveza alemana que pruebo, que sabor, que olor, que textura en mi paladar, como puede estar esto tan …malo, porque probamos una cerveza de color verde que sabía dulce pero rara, con el gas echado con cuentagotas porque en cuanto nos las llevamos a la mesa ya estaba aguada. Pero eso no es lo peor, sino que nos soplaron 3€ por eso. El sitio la verdad es que estaba muy bien, al aire libre rodeado de tumbonas y detrás de estas un espacio grande con arena de playa y un campo de voleibol, el sitio muy bonito y en una zona céntrica(zentrum)pero te hacen pagar hasta para mear, ¿tu te lo puedes creer? Si claro porque dirás, “en muchos sitios de Europa tienes que pagar por ir al aseo”, ¡anda! Cállate ya gafa-pasta. Pero bueno por dios, que mear es una necesidad fisiológica, que si no meo me revienta la vejiga y muero aquí mismo. Menudo negocio que tienen motado, te dan liquido y cuando tu cuerpo necesite echarlo, te cobran de nuevo por que se lo devuelvas Espero que mañana no hagamos la tontería de andar para beber una cervecita después de clase y que encima nos matan con el sabor, con el precio y casi nos hacen reventar por dentro, que enfrente de la escuela hay una tienda que venden cerveza y como aquí es legal ir con tu tercio por todos lados, todos lados son todos los rincones de Berlín, ya sea calle, parques, aceras, tiendas, metro, ….
Pero las noches se hacen duras, muy duras.

Óscar G. Almansa
2498

jueves, abril 16, 2009

BRLN=Berlin

No hay nada más español que la pereza, ese pecado capital que a nosotros nos parece más bien una obligación.
La alarma suena y yo con un respingo me incorporo rápidamente, cojo el móvil y le doy al botón de 10 minutos más. No digáis nada que todo español lo hace. 10 minutos más tarde me levanto, me acicalo, desayuno nada y me dirijo a la estación de tranvía que mi compañera de piso me indicó; “esta línea te lleva directo”, bien eso tiene buna pinta.

Después de 15 minutos de espera observo que por la hora que es voy a llegar muy justo de tiempo a la empresa. Un caballero alemán me pregunta algo que por supuesto yo no comprendo, pero creo que se refería al tiempo que llevaba esperando en la parada. El hombre al ver que yo no tenía respuestas para algo que no entendía, desiste de repetírmelo, y al quinto intento opta por mirar una nota informativa que colgaba de la marquesina. Yo no entiendo alemán pero cuando observé que el hombre se marchaba andando cabreado comprendí que algo pasaba. Efectivamente, hoy mismo se suspendía el servicio de esa línea de tranvía, durará un mes.
Con 15 minutos de retraso sobre mi hora de llegada a la empresa, decido esperar al autobús que el ayuntamiento ha puesto para subsanar el problemilla. Consigo llegar con unos 45 minutos de retraso, pero llego.


Mi tutor debía haber visitado España porque no le pareció rara mi tardanza. El hombre me dice que sabe un poco de español, como casi todo el mundo aquí. Pero ellos se refieren a decir, buenos días, gracias, buen provecho, por favor y bocadillo de jamón serrano. De esa forma yo sé más alemán que ellos, ya se contar hasta veinte.
Mis compañeros de curro son majos, a lo mejor porque son chavales de entre 17 y 20 años y se lo pasan pipa rodando y montando cortos.
Acompañando a mis compañeros a rodar un reportaje me cuentan cosas sobre el Berlín del este y el del oeste.

Hoy, Berlín Este. Es el Berlín gobernado por los Bushueva(rusos para quien no conozcan a Anna). Se diferencia, a simple vista, por sus edificios, en esta parte son mamotretos de hormigón muy altos. Se nota que el capitalismo ha legado hace poco, con concentraciones estratégicas de grandes firmas comerciales, pero no de empresas ni desarrollo industrial, solo comercio y los barrios poco cuidado. Mis compañeros me han contado que en general los berlineses son muy clasistas, por cualquier cosa, por ejemplo si te gusta la música rock, estarás repudiado por la gente a la que no le gusta, pero que ni te hablan. Es triste.
Berlín Este.

Llegó la hora de la comida, y porqué no probar algo típico de aquí “currywurst” que no es más que una salchicha cortada en trozos y acompañada con una salsa de kepchu y curry. Ya me dirás que el curry es tipiquísimo alemán. Pues hay disputas entre ciudades alemanas por quien lo inventó (cabezas cuadradas estos germanos). Bueno no está tan mal pero eso en España no se le llama comida se le llama tapa. Así que me comí tres, y no sabía yo que el curry era tan buen laxante.

Y he conseguido averiguar porque hay todos los sitios de comida tienen comida rápida o para llevar. Porque en mi visita al supermercado he comprobado con mis propios ojos y mi bolsillo, que la comida esta toda en lata o en bolsa, ya precocinada, y la poca que encuentras sin ser así, cuesta el triple que en España y suele tener un periodo de caducidad de un día. Por 13€ he podido comprar desayuno, coca-cola, 200gr de embutido y tres filetes que caducan mañana. En el buche ya llevo dos, así que ya sabéis lo que voy a cenar mañana.
Mañana os cuento porque Berlín tenía 4 aeropuertos y ahora solo tiene 2. Un beso.

Óscar G. Almansa 2498

martes, abril 14, 2009

BERLINALE. 01

13-04-09
Día 1
Sin dormir. Sin nada en el estómago. Todo mi mundo atrás de unas puertas detectoras de metales. Delante, un pájaro de hierro que aún no sabe bien como ha conseguido llegar, pero ha llegado, y conmigo dentro.
En el asiento de al lado una pareja de alemanes de unos cuarenta y muchos años. Me miran mal porque saco el ordenador portátil para ver una película. Que por cierto no he podido terminar de ver porque se acabó la batería a falta de unos 20 minutos, creo. Digo creo porque me he quedado dormido y cuando desperté, la pantalla estaba en negro y la pareja de alemanes me miraba aún más raro, creo que debí de soltar algún ronquidito que otro.
Puede que fuera una señal. Que algo hizo que me despertara en ese momento, justo para no perderme las turbulencias que me han subido las pelotillas al pescuezo. Creo que no he pasado más miedo por mi vida en ningún otro momento. Y esto solo era el comienzo de mi aventura por tierras germanas.

Consigo salir de ese pedazo de aeropuerto que parece que no terminaba nunca y me dirijo a la parada de un autobús que me llevará al centro de Berlín (mit). Pero no podía imaginar lo duro que es llevar la maleta, el portátil, la cámara de video y una bolsa de mano, por una ciudad en la que cada vez que la gente abre la boca parece que te regañan. Me recordaba al colegio que cada dos por tres me echaban la bronca, “los codos fuera de la mesa”. Es algo que te hace estar en tensión continuamente.
Alexander Platz, el punto donde cambio el autobús por el metro. Esto no es tan bueno como parece puesto que las indicaciones del metro no son como las que yo conocía hasta ahora. Aquí el metro se simboliza con una “U” y no hay diferencia alguna entre una estación y otra, aunque sean de líneas diferentes. Y claro después de no entender donde estaba y cansado de llevar de un lado para otro las maletas. Me cansé de ir de plano en plano buscando donde coj….ones estaba. Decidí buscar a alguna persona, profesional, dedicada a dar información, pero resulta que en las estaciones no hay taquilla y claro está no hay taquillera a la que preguntar. OH! Que es lo que veo, una “i” de información, detrás de esa “i” sentada al micrófono una señora alemana, dentro de una cabina de cristal elevada un metro del resto de la gente. Para poder hablar con esta persona hay que llamara un telefonillo que se ubica en la puerta, la señora me abre y justo cuando voy a preguntar, me corta y anuncia la llegada del próximo tren.

Me fui de allí en la dirección que me dijo, bueno en la que yo entendí que me dijo. Mientras me bajaba una escalera mecánica tras otra sin saber a donde me dirigía, pensé, en personal de taquilla no se gastan ni un duro pero en tener a una pobre señora diciendo lo que en Madrid dice una grabación, sí.
No todo es malo en el metro puesto que aunque cueste muy caro el billete, también hay que decir que solo es caro para el que lo paga, porque al no haber taquillas, no hay tornos giratorios que controlen la entrada, así que como buen español que soy, todo lo gratis se aprovecha.

Al salir del metro me di cuenta de que no sabía muy bien donde estaba. De repente oigo voces que entiendo. Si. Dos señoras afroamericanas estaban hablando en perfecto castellano(a lo mejor no era perfecto del todo). Me acerqué y me lograron indicar con éxito hacia donde estaba mi casa. Bien, las primeras personas que podría decirse, según en la situación que estoy ahora, que fueron mis primeras amigas de Berlín. No las volveré a ver, no porque tenga nada en contra de las prostitutas, ah! Que no lo había contado, pues si, eran dos prostitutas. Se dedicaban a vender su cuerpo en un burdell, es algo normal. Así que se puede decir que mi primer contacto con personas en Berlín, ha sido con dos prostitutas. (que triste).

El camino que recorrí desde las prostitutas hasta mi nuevo hogar ha sido una prueba de resistencia y fuerza física. Cargado de maletas, bajo un sol del demonio que calentaba el termómetro a unos 23ºC, y yo abrigado hasta los dientes. Menos mal que llego al portal, me abren y… no hay ascensor.

Soy el nuevo inquilino de Jesse y Barbara, una pareja de novios de unos 37 años, muy majos pero no les entiendo la mitad de lo que dicen, así que nuestra primera conversación ha estado llena de silencios incómodos. Son muy majos, creo. Tienen la casa llena de libros por todos los lados, en la estantería que hay en mi cuarto esta hasta el Kamasutra. Eso sí no he tenido una habitación tan grande en mi vida. Es una casa antigua con una distribución un poco extraña, aquí son típicas.

Mis nuevos compañeros de piso se han ido y me han dejado deshaciendo la maleta. En cuanto he terminado me he marchado a dar una vuelta, muy, muy grande. He podido ver costumbres y actos berlineses. Por ejemplo en Berlín a los peatones son a los que menos se les respeta, ni en la acera estamos seguros. Por poco me arrollan en bici unas 200 veces. Y menos mal que para cruzar esperaba a que se pusiera verde, porque eso es otra, en las calles pequeñas esperas a que se ponga el semáforo del peatón en verde y cruzas normal, pero en las calles anchas o pasas corriendo o te quedas en la mitad de la calle.
Bares no he visto muchos, bueno he visto 3, pero cafés o como se llaman aquí “Kaffes” hay como 10 por manzana.

Otra cosa que abunda mucho por aquí es la pornografía, en todos sus aspectos, sexshops a cascoporro, cinesX a mansalva, y solo con decir que mis primeras amigas han sido unas prostitutas. Creo que el porno aquí lo llevan bien. Por cierto he visto a un alemán entrar en un cineX a eso de las 17:00 y cuando he hecho el camino de vuelta eso de las 19:00 he podido reconocer al mismo tipo saliendo de la sala. A lo mejor leído no es divertido, pero a mi me ha hecho gracia el intento de disimulo del hombre al salir.

La gente aquí es diferente, no me refiero a diferente a esotro, que también, sino muy diferente entre ellos, están mezclados los góticos, con las familias, con los gays, con los pijos, con los mendigos, todos en la misma terraza tomando cosas.
Por cierto aquí la hora feliz empieza sobre las 18:00, según anuncian los carteles de los restaurantes-bar, mojitos a 3,50€. Ves a la vez a