No hay nada más español que la pereza, ese pecado capital que a nosotros nos parece más bien una obligación.
La alarma suena y yo con un respingo me incorporo rápidamente, cojo el móvil y le doy al botón de 10 minutos más. No digáis nada que todo español lo hace. 10 minutos más tarde me levanto, me acicalo, desayuno nada y me dirijo a la estación de tranvía que mi compañera de piso me indicó; “esta línea te lleva directo”, bien eso tiene buna pinta.
Después de 15 minutos de espera observo que por la hora que es voy a llegar muy justo de tiempo a la empresa. Un caballero alemán me pregunta algo que por supuesto yo no comprendo, pero creo que se refería al tiempo que llevaba esperando en la parada. El hombre al ver que yo no tenía respuestas para algo que no entendía, desiste de repetírmelo, y al quinto intento opta por mirar una nota informativa que colgaba de la marquesina. Yo no entiendo alemán pero cuando observé que el hombre se marchaba andando cabreado comprendí que algo pasaba. Efectivamente, hoy mismo se suspendía el servicio de esa línea de tranvía, durará un mes.
Con 15 minutos de retraso sobre mi hora de llegada a la empresa, decido esperar al autobús que el ayuntamiento ha puesto para subsanar el problemilla. Consigo llegar con unos 45 minutos de retraso, pero llego.
Mi tutor debía haber visitado España porque no le pareció rara mi tardanza. El hombre me dice que sabe un poco de español, como casi todo el mundo aquí. Pero ellos se refieren a decir, buenos días, gracias, buen provecho, por favor y bocadillo de jamón serrano. De esa forma yo sé más alemán que ellos, ya se contar hasta veinte.
Mis compañeros de curro son majos, a lo mejor porque son chavales de entre 17 y 20 años y se lo pasan pipa rodando y montando cortos.
Acompañando a mis compañeros a rodar un reportaje me cuentan cosas sobre el Berlín del este y el del oeste.
Hoy, Berlín Este. Es el Berlín gobernado por los Bushueva(rusos para quien no conozcan a Anna). Se diferencia, a simple vista, por sus edificios, en esta parte son mamotretos de hormigón muy altos. Se nota que el capitalismo ha legado hace poco, con concentraciones estratégicas de grandes firmas comerciales, pero no de empresas ni desarrollo industrial, solo comercio y los barrios poco cuidado. Mis compañeros me han contado que en general los berlineses son muy clasistas, por cualquier cosa, por ejemplo si te gusta la música rock, estarás repudiado por la gente a la que no le gusta, pero que ni te hablan. Es triste.
Berlín Este.
Llegó la hora de la comida, y porqué no probar algo típico de aquí “currywurst” que no es más que una salchicha cortada en trozos y acompañada con una salsa de kepchu y curry. Ya me dirás que el curry es tipiquísimo alemán. Pues hay disputas entre ciudades alemanas por quien lo inventó (cabezas cuadradas estos germanos). Bueno no está tan mal pero eso en España no se le llama comida se le llama tapa. Así que me comí tres, y no sabía yo que el curry era tan buen laxante.
Y he conseguido averiguar porque hay todos los sitios de comida tienen comida rápida o para llevar. Porque en mi visita al supermercado he comprobado con mis propios ojos y mi bolsillo, que la comida esta toda en lata o en bolsa, ya precocinada, y la poca que encuentras sin ser así, cuesta el triple que en España y suele tener un periodo de caducidad de un día. Por 13€ he podido comprar desayuno, coca-cola, 200gr de embutido y tres filetes que caducan mañana. En el buche ya llevo dos, así que ya sabéis lo que voy a cenar mañana.
Mañana os cuento porque Berlín tenía 4 aeropuertos y ahora solo tiene 2. Un beso.
Óscar G. Almansa 2498
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